Yoga en el embarazo
El embarazo supone un cambio tremendo en la vida de la mujer y su familia. Mueve muchos aspectos del plano físico, emocional y espiritual de forma consciente e inconsciente. Y el yoga ofrece un apoyo muy completo durante este periodo.
Recomendamos:
- reducir la practica de asanas según dicta el cuerpo, las posturas restaurativas son más apropiadas.
- poner mayor énfasis en el trabajo de aspectos mentales, emocionales y espirituales a través de la meditación, visualización y trabajo energético.
- Fomentar la aceptación del estado de embarazo, para dar la bienvenida al nuevo Ser con positividad y seguridad.
- Facilitar la conexión entre la mamá y el Ser nuevo mediante la escucha y las visualizaciones.
- Aumentar los niveles de prana de la madre es beneficioso para ambos, por lo tanto los ejercicios de respiración consciente son valiosos. El embrión no genera su propio fuente de prana hasta el comienzo del segundo trimestre.
- Adaptar la dieta donde necesario y sugerir unos kriyas de purificación simples para tratar con algunos síntomas físicas de esta primera etapa.
- Celebramos la llegada del Ser, el feto ya asume la forma humana, tiene su propio fuente de prana, su corazón late.
- La etapa más placentera para la madre, y si no hay complicaciones, es el momento para explorar las posturas con más libertad y creatividad.
- Lo que siente bien a la mamá sienta bien al bebé, por lo que fomentamos una escucha activa, respondiendo al sentir y a la intuición.
- El trabajo corporal depende mucho de si la mujer ha practicado yoga u otro trabajo corporal consciente anterior al embarazo. Las yoguinis normalmente ven que pueden mantener su práctica habitual hasta que el crecimiento de la tripa les obliga a buscar alternativas. Para mujeres que se acercan el yoga por primera vez, la práctica es más simple y cuidadosa.
- Destacamos las posturas para aumentar flexibilidad de las articulaciones, ciertas torsiones que ayudan a los órganos internos a encontrar comodidad dentro de un espacio cada vez más reducido. También, aconsejamos posturas para relajar, facilitar la circulación y las que dan fuerza vital.
- Animamos a las pre-mamás a explorar el movimiento entre posturas y el movimiento consciente con música, ofreciendo un espacio libre para liberar la pelvis y establecer mayor conexión con el bebé.
- Continuamos el trabajo con la respiración e introducimos ejercicios (mudra y bandha) para el suelo pélvico para facilitar el parto y la recuperación post parto.
- La meditación y la visualización están combinadas con el uso de la voz y el canto para conectar con más profundidad con el bebé.
- Durante este etapa muchas de las posturas de yoga son difíciles de acceder, pues la práctica física reduce aunque muchas de las posturas tienen variantes más viables para las mujeres durante este etapa.
- A nivel emocional, fomentamos la confianza durante esta fase. La confianza está en el cuerpo, de cara al trabajo eminente del parto, y a tener fe en el Universo. La preparación mental también transmite seguridad al bebé y esta comunicación entre los dos es esencial ya que el parto es un trabajo conjunto, una colaboración de los dos.
- Se enfatiza el trabajo de yoga en pareja durante esta fase para involucrar al máximo a la pareja o en ausencia de pareja, el apoyo de un acompañante.
- El acercamiento a la respiración también aborda consejos prácticos para el parto.
- Al final de esta etapa tocamos algunas pautas para el postparto para tener en cuenta en el periodo de la cuarentena cuando profesor y alumno no trabajarán juntos. Eso incluye técnicas suaves, algunos cuidados prácticos de mamá y bebé.
Yoga y el postparto
Después del parto es importante respetar el ritmo de recuperación del cuerpo y no tener prisa en retomar una práctica demasiado intensa.
Durante los primeros 3 meses después del parto, se puede practicar alguna postura suave y otros técnicas que no exigen esfuerzo abdominal (consulta al profesor). A partir de los 3 meses, se puede comenzar una práctica gradual para tonificar a no ser que haya algún impedimento particular. En este caso se aconseja practicar con el bebé cerca, para mantener la conexión energética.
Con mis 2 hijas, impartí clases con ellas a mi lado hasta que empezaron a gatear, y su presencia en la sala fue una experiencia nutritiva para todos.
